Alguien temía que llegaran como dos divas. Y lo cierto es que, desde el primer momento, engancharon al público, con sus bulerías, sus fados y hasta tangos y boleros. Saltando, riendo, mirándose y dejándose llevar la una por la otra: Estrella Morente y Dulce Pontes, o Dulce Pontes y Estrella Morente. Había luna llena, un castillo medieval, mucha gente de todas las edades y procedencias, y un concierto que no defraudó a nadie, sino que gustó más de lo esperado.
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