Esta tarde he dejado el coche aparcado en la puerta de una iglesia. He ido al trabajo, he grabado una entrevista y he hecho un informativo. En este intervalo de tiempo, ha dejado de llover. Cuando he vuelto al coche, de la iglesia salían voces, música y aplausos. Recordé que había visto anunciado un concierto de música gospel.
En el interior, gente que había ido a misa y gente que había ido a ver la actuación. Tres mujeres y un pianista con gorra, Soulshine Voices.
A pesar de su música y su nombre, no son de Nueva Orleans. En realidad son francesas. Pero se saben eso de la música negra, los coros, los aplausos, el "aleluya" y el cantar paseándose entre el público, chascando los dedos. Por un momento tenía la sensación de vivir una de esas cosas que llaman "experiencias religiosas".
Sin embargo mi capacidad de fe no es mucha: el asunto era correcto, y ganaban más en lo coral que en lo individual. Pero luego, a la hora de la verdad, se les escapaban algunas notas y no llegaban a otras. Los caminos del Señor a veces se quedan a medias.
Si no fuera yo, creería en Él.
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