Hubo un tiempo en que nuestro barrio se movía al ritmo de tu flequillo, y la moda era la que tú marcabas con los cortes de pelo más arriesgados. Era una época en la que todo se cocía en torno a la barbería. Fuiste el primero en conducir, con la ventanilla bajaba, mientras los demás nos resignábamos a seguir el rastro de tu música a todo volumen. Eras el que más goles marcaba, y fuiste también el primero de todos al que la policía detuvo. Pero, tranquilo, tu padre, a pesar de su mal genio y su lengua sucia, era el presidente de la asociación de vecinos. Fuiste el primero en tirarte a la mayor de aquellas dos hermanas, las de tetas grandes y labios carnosos. Nadie te tosía, todos te respetaban y tu fama llegaba más lejos que tú. Luego dejaste embarazada a tu chica. Te casaste con ella y un tío tuyo te buscó trabajo en una fábrica.
Entonces, no sabrías decir cuándo, todo empezó a ir mal. Ella resultó no ser tan buena en la cocina como en el asiento trasero de un coche. En el trabajo no soportabas las voces que te daba un jefe que se creía el rey de una fábrica a la que estaba condenada la escoria de la ciudad. Los viernes, terminabas la semana tan cansado que ni siquiera pensabas en jugar al fútbol. Los chicos ya no iban por el bar en el que os veíais siempre. Se lo pasaban mejor fumando chocolate en el parque o durmiendo todo el día, así que el bar cerró. Tu peluquero se cambió de barrio, harto de que le rompieran el cristal de la puerta. Tuviste que ir a beber cerveza en otro bar, rodeado de viejos y jubilados. Volvías a casa borracho y te quedabas dormido en el sofá. Parecías una peli de Scorsese en el extrarradio. Poco a poco la vida te atrapó y te convirtió en una persona normal. Ayer, sin ir más lejos, descubriste que tu mujer (la de labios carnosos y tetas grandes) se había enganchado a la coca y, para pillar gratis, se follaba al moro que le pasaba. En vez de ajustarle las cuentas, te pusiste a llorar imaginándote la escena, con el cochecito de la niña al lado de la cama.
1 comentario:
hacia tiempo que no me pasaba por aqui... me he leido todo todito!
eres todo un literato, si señor... tenías razón.
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