La pintura de Antoon Van Dyck (1599-1641) es una confluencia de su rotundidad flamenca, la inspiración y sensualidad italiana y, al mismo tiempo, el sobrio formalismo didáctico-religioso de la Contrarreforma española (que, al fin y al cabo, son los que pagaban sus obras).
En “Ecos de Van Dyck”, la exposición que podemos ver en el Centro Cultural Las Claras (Murcia) se aprecia esa confluencia, sobre todo en la obra en torno a la que gira buena parte de la muestra, “La Virgen y el Niño con los pecadores”. En un principio pensada para colgar de las paredes de la antesacristía del Monasterio del Escorial, ha sido restaurada y atribuida definitivamente a Van Dyck, después de años permanecer guardada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Allí la llevaron los años y la dispersión durante la invasión napoleónica de España. Se la tomó por una copia, pero el trabajo de investigación de Matías Díaz Padrón ha permitido identificar este original.
Junto a ella también veremos otros cuadros procedentes de esta Real Academia, además del propio Monasterio del Escorial, colecciones particulares o del Hospital de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, como Los Santos Juanes, El Martirio de San Jorge, Cristo y la Mujer Adúltera, o La Santa Cena, en una recreación del conocido cuadro de Leonardo.
Resulta una exposición pequeña, concreta, que se asoma a esa confluencia de estilos que se aprecian en la obra del artista de Flandes, de quien también vemos su faceta como grabador y retratista.
"Ecos de Van Dyck" en el Centro Cultural Las Claras (Murcia), hasta el 8 de mayo.
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