jueves, 26 de abril de 2012

Informar a pesar de todo

"Nueva York, 8:45 AM" bien podría haber llevado como subtítulo "... O cómo seguir informando mientras todo se derrumba a tu alrededor". La recopilación de Errata Naturae reune los artículos y reportajes en torno a los atentados del 11-S en Nueva York, así como el origen de Al-Qaeda y la figura de Bin Laden, hasta concluir con la caza al terrorista más buscado de nuestros tiempos. Trabajos todos ellos que han merecido Premios Pulitzer y en los que encontramos periodistas de cabeceras tan importantes como The New York Times, The Wall Street Journal o The Washington Post.

Los diferentes relatos de aquella trágica jornada que cambiaría la historia contemporánea son una auténtica lección del periodismo que se tiene que hacer en mitad del caos, entre escombros y casi sin más recursos que un cuaderno de notas en el que se van anotando testimonios e impresiones."Una hora de horror lo cambió todo", arranca uno de esos artículos, sin concesiones.

En ellos, lo importante es la gente, los ciudadanos, y no las valoraciones ni las declaraciones políticas, a lo que por desgracia estamos sometidos en España. Periodismo hecho de retazos, de jirones de experiencia, en el que el reportero se enfrenta a la dificultad de ofrecer información, buscarla, estructurarla y publicarla en mitad de la catásfrofe. 

Es también un modelo de periodismo que, como la política, la economía y la sociedad, tuvo un antes y un después de los atentados del Worl Trade Center, que ha cambiado de forma drástica desde entonces.

Pero más allá del relato de aquel 11-S, hay un recorrido posterior: el de la "guerra contra el terror" y la "caza al terrorista". Descubrimos entonces los trabajos de investigación que nos reecuentran con el periodismo comprometido: el que no se deja conmocionar por la tragedia, capaz de cuestionar las decisiones que toman los que mandan, capaz de hacerse preguntas incómodas. ¿Qué hacen nuestros representantes para protegernos? ¿Hay que darles carta blanca? ¿Debemos alegrarnos por la muerte de un hombre, aunque sea un malvado?

La antología tiene un último encanto: el de la sencillez de un artículo periodístico convertido, con la distancia creada por el tiempo, en un capítulo de la Historia.


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