miércoles, 7 de marzo de 2012

El precio de crecer (sin control)


Éste es el panorama: una geografía de Ayuntamientos al borde de la quiebra, o en la quiebra misma, con los servicios reducidos a la mínima expresión, dificultades para llegar a final de mes o, con un poco de suerte, disponiendo de los recursos justos para levantar la persiana cada día. El crecimiento desbocado de las ciudades en los últimos años de bonanza económica ha salido caro. 

Ésa es la enfermedad a día de hoy. Un estudio de la Universidad de Murcia ha tratado de llegar, en los mismos términos clínicos, al foco de la infección. "Queríamos estudiar si este crecimiento que habían experimentado muchos municipios a través de convenios urbanísticos y de la creación de urbanizaciones había repercutido en sus arcas municipales", explica Bernardino Benito, responsable del equipo que ha realizado el estudio. 

Para la elaboración del trabajo han analizado la situación de 3.179 municipios españoles en 2005, un año aún en la cresta de ola, por lo que se convierte en una buena medida de lo que se estaba haciendo entonces y que ha llevado a muchos consistorios a la penosa situación en la que se encuentran en 2012.

La conclusión es clara: el crecimiento descontrolado fomentado gracias a los jugosos ingresos que para los Ayuntamientos suponían los convenios urbanísticos firmados durante los años de esplendor económico y especulativo han repercutido incrementando su gasto corriente. 

Una situación que es más grave cuanto más baja es la densidad de población por kilómetro cuadrado urbanizado: "Estos crecimientos basados en urbanizaciones alrededor del municipio, dan ingresos a los ayuntamientos - aclara Bernardino Benito -, pero no compensan los gastos que conlleva: servicios, agua, recogidas de basura..."

"En los años fuertes del sector urbanístico, los ingresos de ese sector para los Ayuntamientos de la Región de Murcia han llegado a suponer un 20% de media de sus ingresos no financieros", explica Benito sobre esta cuestión que abordan en otro trabajo. 

Ahora, la crisis ha frenado esos ingresos que realizaron en los años de bonanza: del 20% se ha pasado al 6%. "Pero los gastos siguen estando ahí, y hay que prestar servicios, sobre todo en las nuevas áreas que se han creado, hay que seguir atendiendo a los ciudadanos, pagando las nóminas...". 

Una auténtica trampa de la que muchos Ayuntamientos no pueden escapar. El informe aboga por un crecimiento urbano ordenado e inteligente. Sin embargo, para los gestores de esta administración pública, la más próxima al ciudadano, ya no es es el crecimiento una prioridad en su actuación, sino cuadrar las cuentas y evitar la quema mientras aún se hacen la misma pregunta. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

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