100.000 vatios de sonido, 300.000 de luz, una docena de grupos de rock de medio mundo (hasta de las Islas Feroe), 5.000 personas, calor, cerveza, tiendas de campaña y ruido, mucho ruido. Todo esto se resume en una única pasión: el heavy metal, este año en su versión más extrema.
Todo eso, y más, es el Lorca Rock: un parque temático del heavy metal que podría haber ido a más (y podrá serlo) cuando alguien se dé cuenta de que no hay un festival como este en toda España. Aunque haya a quien no le guste esta música (yo sigo sin poder escuchar ni un disco, pero me gustan los conciertos, y qué), incluso aunque le moleste a determinados órganos dirigentemente culturales.
De nuevo, ha sido un año de fotos en la trinchera del heavy.
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