Como otros que en su tiempo
ansiaron en lo más profundo ser un piel roja,
yo a veces quisiera ser un animal,
en el buen sentido de la palabra,
vivir un poco más por instinto.
Quiero decir,
no leer los libros que recomiendan
los suplementos culturales,
ni comer en los restaurantes
de los que más se habla en la tele,
ni follar porque Lorena Berdún dice
que follar es bueno.
Ser un animal,
o lo que es lo mismo,
no ser hombre, ni mujer,
ni siquiera me gustaría ser niño,
sino tan sólo un animal salvaje.
Como un oso de la montaña,
o un lobo que se relame tras la caza.
Quisiera, tal vez, ser como un águila,
que tiene su guarida en las rocas,
en las cumbres más altas.
O como un mochuelo,
que vuela con el pecho hinchado,
que apenas toca las puntas del trigo,
aún verde.
1 comentario:
Quisiéramos ser libres...
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